Sobre el contrato de baterías
Un jubilado queda el día de nochevieja para tomar algo con una empresa que opta a un contrato millonario. Charlan de demoliciones y de otros asuntos que no vienen al caso y ya están otra vez los periódicos sugiriendo que pasaron cosas que no pasaron. Eso dice un dirigente del Psoe de Avilés porque “cualquiera que conozca la administración pública sabe que es una ilusión o una manipulación pensar que alguien pueda tener capacidad de influencia sobre un contrato de la administración pública”. Uno se queda ojiplático cuando lee eso. Parece que está hablando de Suecia donde la gente dimite por cargar una chocolatina a la cuenta de gastos. Aquí las cosas no van así.
El rey campechano, investigado por sus cuentas ocultas, se marcha del país diciendo que lo hace para “prestar el mejor servicio a los españoles”, su hija menor declara que no le consta, no recuerda o no sabe nada de los negocios de su marido. Roldan, que acumuló 400 millones de pesetas de patrimonio dijo que era fruto de 20 años de trabajo y Ana Mato desconocía que había un Jaguar en el garaje, no se dio cuenta, a Rato le regalaron una tarjeta black “perfectamente legal”. El president Pujol decía que su fortuna procedía de la herencia de su padre y Villa de la de su madre, que tenía un bar en Tuilla. Natalio Grueso nos explicó que era normal que se perdieran facturas y el disco duro de Bárcenas se borró 35 veces porque el ordenador iba mal y había que formatear como dios manda. No sigo porque me aburro.
Decía el movimiento 15 M, que no había pan para tanto chorizo y por eso algunas personas metieron lonchas de embutido en el sobre de la papeleta electoral de aquel año. Descubrimos ahora, gracias al secretario del PSOE de Avilés que estábamos en un error, que eran ilusiones, que aunque se quiera robar de lo público y amañar contratos, no se puede, el estado de derecho garantiza la transparencia. Como la canción de Los Chichos “todo lo que piensas tú, son ilusiones, son ilusiones…”

Primi Abella, concejal de Cambia Avilés.